En la bodega se procede al despalillado de la uva, para después realizar el prensado. El mosto obtenido pasa a los depósitos de fermentación.
Se deja fermentar el vino durante varios días en tanques de acero inoxidable, en un proceso llamado fermentación tumultuosa, con temperatura controlada de forma continua.
La recolección comienza a mediados de octubre y se realiza de forma escalonada. Solo se recolectan aquellos racimos en perfecto estado. La graduación alcohólica de los caldos resultantes es de entre 9 y 9,5 grados.